haciendo vagas cosas rituales
majaderas, nerviosas como muecas
que miman en la historia o desvanecen
el verbo en la acronía.
Como siglos
lentísimas, quemadas mientras hunde
el sol triste sus barbas luminosas
en el quieto almanaque de las sombras
o tumben sus caballos
los despojos del carro, el bronce ardiente
del eje y de la lanza ya sin ruedas
y ese viento de púrpura. Y quedemos
azogados y absortos
bajo el vuelo oscurísimo del tiempo.
Carlos Barral. Extravíos (1986).
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