domingo, 31 de marzo de 2013

El insomnio

He esperado hasta el alba. Como el niño
que va a dormir junto a su madre, ardido
en fiebre, une su rostro al rostro
que aún puede nutrirlo y respira
el aire que otro cuerpo respira para él,
así esta noche yo, en la ignorancia
de todo amanecer, ardido
en la fiebre sin luz,
he bañado en lo oscuro la mirada
para permanecer insomne, ciego
hasta el centro del tiempo, el alba de unidad.

Rafael José Díaz. Llamada en la primera nieve (2000).

sábado, 30 de marzo de 2013

Piedra pura

Desde las más borrosas lejanías, llegaron
a este país de piedra dura y sol.

Llegaron sonrientes, exhalados,
voraz el ojo y adormida el alma,
y comenzaron a pisar paisajes,
viejas iglesias, arcos rotos, puentes,
termas romanas, generosos caldos,
lengua española viva,
sin concederse tregua,
sin dar descanso a su codicia,
hasta que un día, ahítos,
volvieron a sus casas, a su historia:
"Bello es el mundo -comentaron- bello".

El viento del invierno, sabiamente,
fue rayendo sus huellas del camino
y preparó otra vez la primavera.
(Otra vez la verdad, pisoteada.)

Mariano Roldán. Ley del canto (1970).

viernes, 29 de marzo de 2013

[Llegó con tres heridas]

Llegó con tres heridas:
la del amor,
la de la muerte,
la de la vida.

Con tres heridas viene:
la de la vida,
la del amor,
la de la muerte.

Con tres heridas yo:
la de la vida,
la de la muerte,
la del amor.

Miguel Hernández. Cancionero y romancero de ausencias (1938-41).

jueves, 28 de marzo de 2013

La mirada del perro

De pronto, trabajando, comiendo, paseando, me encuentro
la mirada del perro.
Me interrumpe como dos hojas de árbol dentro de una herida,
como llanto infantil de alma que nunca ha sido pisada todavía
o esa vieja mujer que friega, en cambio, el suelo, de rodillas.
De no saber que hacer resignada, y huidiza,
y suplicante -de no saber que permanece en su orilla-,
me deja interrumpido como pequeña iglesia románica en un pueblo
o esa peña y sus grietas a un lado del atajo mientras sigo subiendo.
(Me deja entre mis libros de elemental o ingreso,
naturalmente, estudiosamente unido a Dios en el tiempo
de la imaginación que aún mezcla sus leyendas de Bécquer con insectos.)
O me atraviesa con su temor de criatura confiada y su exceso
de alegría por mí (que soy un poco duro y no me lo merezco).
La mirada del perro.

Luis Felipe Vivanco. El descampado (1957).

miércoles, 27 de marzo de 2013

La semana

Háblame de Guevara los domingos.
Olvídame los lunes y los martes.
Invítame los miércoles al cine.
No dejes de pensar en mí los jueves.
Los viernes quiéreme como una loca.
Y los sábados cásate conmigo.

Luis Alberto de Cuenca. El otro sueño (1987).

lunes, 25 de marzo de 2013

Tu nombre

Nace de mí, de mi sombra
amanece por mi piel,
alba de luz somnolienta.

Paloma brava tu nombre,
tímida sobre mi hombro.

Octavio Paz. Bajo tu clara sombra (1935-1944).

viernes, 22 de marzo de 2013

[A la salida de la cárcel]

Aquí la envidia y mentira
me tuvieron encerrado.
Dichoso el humilde estado
del sabio que se retira
de aqueste mundo malvado,
y con pobre mesa y casa
en el campo deleitoso
con sólo Dios se compasa
y a solas su vida pasa
ni envidiado ni envidioso.

Fray Luis de León (1527-1591). Publicado en 1631.

domingo, 17 de marzo de 2013

La huella del espíritu

Cuando acabado este horror nos vean cómo somos,
cómo vivimos, atrincheradas masas,
pálidos hacinamientos que se agitan,
ese aspecto que acaso nos descubran tan sórdido,
por lo que fuimos, perros del momento,
una carne aplastada por palabras hirientes
ese ladrar herido que sonará en el aire,
¿qué harán con vuestro resplandor feroz
cuando sepan mañana que quisimos hablarnos
y no dejasteis sobre las bocas
más que el impacto armado de vuestros pies?

Juan Gil-Albert. Candente horror (1936).

sábado, 16 de marzo de 2013

Soneto a Greta Garbo

Ábreme las dos puertas de tu casa
quiero besar tu boca que me deja
adivinar el aire cuando pasa
tu corazón envuelto en una abeja

O bien decirme puedes que te pasa
pálido rododendro triste y vieja
bajo la luna que te pone lasa
mientras te llueve el mundo en una oreja

Sin duda como sueles llorar lloras
Sin duda te desnudas a la luna
Sin duda de costumbre te adormeces

Quiero besar tu boca en esas horas
muertas que mueres tú también de una
supuración de amor algunas veces

Carlos Edmundo de Ory. (1947).

martes, 12 de marzo de 2013

Cuando amas

Permanece en silencio cuando amas.
Escucha al fondo
la vastedad de la respiración,
la gota de agua y el rumor del viento.
Y ven lejos.
Ven, al amor, de lejos.
Desde la noche,
desde el desierto,
arrimado a los muros,
a perecer en él, como acto único.

César Simón. Extravío (1991).

lunes, 11 de marzo de 2013

La ley de la calle

Por qué esta resistencia,

este dolor de piedra
tallada
desde las horas.

Cómo nace esta voluntad
de ver proscritos los deseos
si este mar nunca lleva
el odio entre sus márgenes.

Todavía la luz
recoge allí
su incipiente cosecha,
deja que la piel pierda toda el agua
entre costuras y raíces.

Y no estás frente a mí, existes sólo
en mi memoria
una especie de pez que muerde en falso.

Déjame pues que sea
piedra rodando libre
en lo profundo
porque allí te imagino
como una forma azul
imitando el temblor de nuestros miedos.
 
Rafael Correcher. El azul de los lápices (2009).

domingo, 10 de marzo de 2013

sábado, 9 de marzo de 2013

De un caminante enfermo que se enamoró donde fue hospedado

Descaminado, enfermo, peregrino,
en tenebrosa noche, con pie incierto
la confusión pisando del desierto,
voces en vano dio, pasos sin tino.

Repetido latir, si no vecino,
distinto, oyó de can siempre despierto,
y en pastoral albergue mal cubierto,
piedad halló, si no halló camino.

Salió el Sol, y entre armiños escondida,
soñolienta beldad, con dulce saña
salteó al no bien sano pasajero.

Pagará el hospedaje con la vida;
más le valiera errar en la montaña
que morir de la suerte que yo muero.

Luis de Góngora. Sonetos (1594).