miércoles, 30 de enero de 2013

Candelabro

Surge y se yerge, sólo,
Sin romper el silencio de lo oscuro,
Un sonido con forma: "candelabro".
Apenas me ilumina vaga plata
Como la nebulosa en una noche
De inmensidad visible.

Pronuncio: "candelabro",
Y se esboza, se afirma hacia su estable
Pesadumbre. Columbro: candelabro.

¿Adónde voy? Me esfuerzo,
Desde esta orilla torpe de un insomnio
Reducido y en tiniebla,
En convivir, en dialogar ahora
Con algo que a su modo acompañándome
Ya está fuera de mí.

"Te necesito, mundo."

La palabra y su puente
Me llevan de verdad a la otra orilla.
A través de los oscuro
Ayúdame, mi amigo, candelabro.

Jorgue Guillén. Homenaje (1967).

martes, 29 de enero de 2013

Primera vez

Sus noventa y siete kilos y toda
su lujuria cayeron sobre tu pubis
de nieve aún blanda.

Si hay dios, que esta noche
caiga de rodillas y llore
todo lo creado.

Laura Giordani. Materia oscura (2010).

lunes, 28 de enero de 2013

[Bebimos el vodka de madame "Su"]

Bebimos el vodka de madame "Su"
en el hotel "Melancolía".
Nos habló de sus novios,
su vejez,
y de unos gatos perdidos en el puerto.
La noche llegó desde un poema de Trakl
que ella guardaba en la memoria.
Alzamos nuestras copas y, sin prisa,
cada cual volvió a su propia
y cotidiana decadencia.

Jaime Luis Huenún. Puerto Trakl (2002).

viernes, 25 de enero de 2013

Buenos vecinos

Sé que tras esa pared
mi vecina escucha lo que pienso.
Por eso pienso en voz baja
sin comprender del todo lo que digo.
Intuyo que la imagino desnuda,
sola sobre su cama,
pensando en lo que pienso tras la pared.
Tampoco yo alcanzo a escuchar
lo que ella piensa.
Lo hace bajito,
como yo, entre las sábanas.

Arturo Gutiérrez Plaza. Principios de contabilidad (2000).

jueves, 24 de enero de 2013

Elegía

No puedo negar amor a estos cabellos perecederos,
aunque los sepa detenidos un punto
en el oro en su camino hacia las nieves eternas.
Ni a estos perfiles al sol, con el sol acabando,
ni a estos cuellos o tallos pendientes de un estío.
Sin mi voluntad
cae el peso de mi amor sobre tallos cabellos,
a pesar de la brevedad de la flor de la aurora,
de la rosa o paloma que en las manos me dejas,
de los arroyos o cabellos que desencadenas en mis brazos;
a pesar de lo negra y lo honda
que se hace la noche sin ti;
a pesar de los espejos extraños
que dondequiera se forman al dejarte;
a pesar de lo eterno,
o tal vez porque lo eterno es tu fuga.

José Antonio Muñoz Rojas. Canciones (1933-1940).

domingo, 20 de enero de 2013

Tarde inútil sin ti

Si acaso, te diría que no vinieras tarde,
cuando nos falte tiempo para hablar de nosotros.
Que no vinieras nunca si no es para decirme
que persiste el amor, o al menos el cariño,
la costumbre o la duda.
Si acaso, mentiría para decir te quiero,
decirte necesito tu voz. Mentiría
para tenerte cerca. Tarde inútil sin ti,
y el jazz como penumbra en tantas confesiones.

Juan Lamillar. Interiores (1985).

sábado, 19 de enero de 2013

Conjugaciones

8 (previsión)

De vez en cuando es bueno
ser consciente
de que hoy
de que ahora
estamos fabricando
las nostalgias
que descongelarán
algún futuro

Mario Benedetti. Viento del exilio (1980-1981).

viernes, 18 de enero de 2013

[Voz que soledad sonando]

Voz que soledad sonando
por todo el ámbito asola,
de tan triste, de tan sola,
todo lo que va tocando.

Así es mi voz cuando digo
-de tan solo, de tan triste-
mi lamento, que persiste
bajo el cielo y sobre el trigo.

- ¿Qué es eso que va volando?
- Sólo soledad sonando.

Ángel González. Áspero mundo (1956).

jueves, 17 de enero de 2013

Tú, que hieres

Arrebatadamente te persigo.
Arrebatadamente, desgarrando
mi soledad mortal, te voy llamando
a golpes de silencio. Ven, te digo

como un muerto furioso. Ven. Conmigo
has de morir. Contigo estoy creando
mi eternidad. (De qué, De quién). De cuando
arrebatadamente esté contigo.

Y sigo, muerto, en pie. Pero te llamo
a golpes de agonía. Ven. No quieres.
Y sigo, muerto, en pie. Pero te amo

a besos de ansiedad y de agonía.
No quieres. Tú, que vives. Tú, que hieres
arrebatadamente el ansia mía.

Blas de Otero. Ángel fieramente humano (1950).

miércoles, 16 de enero de 2013

noviembre, 18

Hay una claridad de lluvia no lejana
y estoy aquí sentado frente a este mar
profundamente gris. No busco una respuesta
a este enigma de estar que es ir fluyendo
entre el miedo y la dicha de la carne.
Ninguna salvación, ningún consuelo
que no sea este espacio que ahora ocupo,
esta dicha de ser y de saberlo,
el hoy, mi placidez iluminada,
este abandono dulce en el que aguardo
a que la luz me colme y quede solo
con este mar enfrente,
sin este nombre mío, y en mi centro.

Vicente Gallego. La luz, de otra manera (1988).

martes, 15 de enero de 2013

[Estos que veis aquí]

Estos que veis aquí
fueron mis ojos. Para nada
los quise. Fulgía como labio
la memoria.
Con un deseo puro
todavía


aguardo fríamente naufragar en la sombra.

Ada Salas. La sed (1997).

lunes, 14 de enero de 2013

¿Adónde van?

¿Adónde van las palabras que no se quedaron?
¿Adónde van las miradas que un día partieron?
¿Acaso flotan eternas,
como prisioneras de un ventarrón?
¿O se acurrucan, entre las hendijas, buscando calor?
¿Acaso ruedan sobre los cristales,
cual gotas de lluvia que quieren pasar?
¿Acaso nunca vuelven a ser algo?
¿Acaso se van?
¿Y adónde van?
¿Adónde van?

¿En qué estarán convertidos mis viejos zapatos?
¿Adónde fueron a dar tantas hojas de un árbol?
¿Por dónde están las angustias,
que desde tus ojos saltaron por mí?
¿Adónde fueron mis palabras sucias de sangre de abril?
¿Adónde van ahora mismo estos cuerpos,
que no puedo nunca dejar de alumbrar?
¿Acaso nunca vuelven a ser algo?
¿Acaso se van?
¿Y adónde van?
¿Adónde van?

¿Adónde va lo común, lo de todos los días?
¿El descalzarse en la puerta, la mano amiga?
¿Adónde va la sorpresa, casi cotidiana del atardecer?
¿Adónde va el mantel de la mesa, el café de ayer?
¿Adónde van los pequeños terribles encantos que tiene el hogar?
¿Acaso nunca vuelven a ser algo?
¿Acaso se van?
¿Y adónde van?
¿Adónde van?

Silvio Rodríguez. Mujeres (1978).

domingo, 13 de enero de 2013

Vete

Mi sueño no tiene sitio
para que vivas. No hay sitio.
Todo es sueño. Te hundirías.
Vete a vivir a otra parte,
tú que estás viva. Si fueran
como hierro o como piedra
mis pensamientos, te quedarías.
Pero son fuego y son nubes,
lo que era el mundo al principio
cuando nadie en él vivía.
No puedes vivir. No hay sitio.
Mis sueños te quemarían.

Manuel Altolaguirre. Poesía (1931).

sábado, 5 de enero de 2013

Momentos

En una vieja casa con sombras. En un pueblo,
en sus trigales, en sus eras.
En alguna taberna de esta ciudad, de madrugada.
De recogida, al alba.
En la terraza de un café, alguna tarde.
En la butaca de un cine.
En la penumbra de una discoteca.
Bajo paraguas compartidos.
En cuartos de amigos, o de amigos de amigos, con posters y con música.
En el pasillo de algún tren, asomado al paisaje...

Alguna vez -al menos, un instante-
me he sentido de acuerdo con la vida
y la he amado sin reservas.

Javier Salvago. Volverlo a intentar (1989).