Hay una claridad de lluvia no lejana
y estoy aquí sentado frente a este mar
profundamente gris. No busco una respuesta
a este enigma de estar que es ir fluyendo
entre el miedo y la dicha de la carne.
Ninguna salvación, ningún consuelo
que no sea este espacio que ahora ocupo,
esta dicha de ser y de saberlo,
el hoy, mi placidez iluminada,
este abandono dulce en el que aguardo
a que la luz me colme y quede solo
con este mar enfrente,
sin este nombre mío, y en mi centro.
Vicente Gallego. La luz, de otra manera (1988).
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