Si acaso, te diría que no vinieras tarde,
cuando nos falte tiempo para hablar de nosotros.
Que no vinieras nunca si no es para decirme
que persiste el amor, o al menos el cariño,
la costumbre o la duda.
Si acaso, mentiría para decir te quiero,
decirte necesito tu voz. Mentiría
para tenerte cerca. Tarde inútil sin ti,
y el jazz como penumbra en tantas confesiones.
Juan Lamillar. Interiores (1985).
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