Bebimos el vodka de madame "Su"
en el hotel "Melancolía".
Nos habló de sus novios,
su vejez,
y de unos gatos perdidos en el puerto.
La noche llegó desde un poema de Trakl
que ella guardaba en la memoria.
Alzamos nuestras copas y, sin prisa,
cada cual volvió a su propia
y cotidiana decadencia.
Jaime Luis Huenún. Puerto Trakl (2002).
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