viernes, 22 de julio de 2011

[No me culpes]

No me culpes:
vi luz en tu alma y entré...
Es cierto,
no toqué timbre,
no golpeé.
Supuse que esperabas mi llegada.
Lo siento.
Si prejuzgué,
fue sin mala intención,
debes creerlo.

Como sea, estoy aquí:

                    prepárate.

Raquel Garzón.

miércoles, 20 de julio de 2011

Telegrama a tu ancianidad

Si por temor o por incertidumbre
esta noche no empujas esta puerta
tras la que está desnuda ya y despierta
la prohibida mujer llena de lumbre

te juro que después cuando seas viejo
y un día mires tu cara y tu memoria
brotarán hacia ti desde esta historia
culebras que te espanten el espejo

Félix Grande. Las rubáiyátas de Horacio Martín (1978).

martes, 19 de julio de 2011

[En voz baja decir, amor, tu nombre]

VII

En voz baja decir, amor, tu nombre,
junto a ti, a tus oídos, a tu boca.
Y ser ese animal
feliz que junta sus mitades.
En voz baja o sin ella, muda
la boca revertida a su unidad:
silencio inaugural que a verbo y carne
otorga nueva vida.
Los ojos, ciegos, de regreso al todo:
luz revelando mundos
como fueron o son, como serán.
Vueltos a ser alegría del otro,
uno consigo mismo en compañía.
Una vida otra: la tuya; tan amada.
Volver a ser origen sin tristeza
o dolor, sin miedo, sin nostalgia, o con ellos:
tú y yo, nuestros recuerdos y cenizas.

Pablo Armando Fernández. Suite para Maruja (1978).

viernes, 15 de julio de 2011

[Tiene la tarde un gesto de caballo]

Tiene la tarde un gesto de caballo
sorprendido en carrera. La estación
se descalza y ofrece
tulipanes abiertos
rojas resurrecciones efímeras.

Debe ser esto el tiempo:
el azar o la huida.

Ada Salas. Arte y memoria del inocente (1987).

lunes, 11 de julio de 2011

Nunca terminaré de amarte

Y de lo que me alegro,
es de que esta labor tan empezada,
este trajín humano de quererte,
no lo voy a acabar en esta vida;
nunca terminaré de amarte.
Guardo para el final las dos puntadas,
te-quiero, he de coser cuando me muera,
e iré donde me lleven tan tranquila,
me sentaré a la sombra con tus manos,
y seguiré bordándote lo mismo.
El asombro de Dios seré, su orgullo,
de verme tan constante en mi trabajo.

Gloria Fuertes.