domingo, 31 de enero de 2010

[Con frecuencia, el que mira]

Con frecuencia, el que mira
un río suele limitar su curso
entre dos curvas: una y otra vez sigue
su mirada el sentido de las aguas
o lo remonta. Con frecuencia, surge
por la curva de arriba algún objeto,
una rama que flota
cabeceando sus hojas brillantes,
con flores que dispersan poco a poco
los pétalos; después desaparece
en la curva de abajo.
Entonces: bruscamente, como sobria
negación, sin anuncio,
llega el conocimiento.
Pero el que mira el río
¿qué ha conocido? Ha visto que la rama
hacía siempre el mismo gesto y que era
siempre la misma rama; igual también
la superficie al conducirla. Estar
y no estar. No hay ningún cambio. Tal vez
lo que se observa cada día tenga
con la realidad
extraños vínculos, del mismo modo
que la apariencia de las cosas corre
diferente del tiempo.

Miguel Casado. Inventario (1987).