lunes, 31 de enero de 2011

Peregrino

¿Volver? Vuelva el que tenga,
tras largos años, tras un largo viaje,
cansancio del camino y la codicia
de su tierra, su casa, sus amigos,
del amor que al regreso fiel le espere.

Mas, ¿tú? ¿Volver? Regresar no piensas,
sino seguir libre adelante,
disponible por siempre, mozo o viejo,
sin hijo que te busque, como a Ulises,
sin Ítaca que aguarde y sin Penélope.

Sigue, sigue adelante y no regreses,
fiel hasta el fin del camino y tu vida,
no eches de menos un destino más fácil,
tus pies sobre la tierra antes no hollada,
tus ojos frente a lo antes nunca visto.

Luis Cernuda. Desolación de la quimera (1956-1962).

domingo, 30 de enero de 2011

La vida en vela

Si vivimos en vela,
si hemos sido en la altura al asomarnos,
si fuimos el temblor
bajo los cielos mudos,
las pacientes semillas en el yermo,
la palabra apretada en su decir,
¿qué será de las noches sin nosotros?

¿Quién será el que levante
sus ojos conmovidos
a los fríos espacios,
a las yertas estrellas?

José Iniesta Maestro. Bajo el sol de mis días (2010).

miércoles, 12 de enero de 2011

[El armador aquel de casas rústicas]

Mateo, cap. XIII, II - Corán III, 6

El armador aquel de casas rústicas
habló desde la barca:
ellos, sobre la grava de la orilla,
él flotando en las aguas.

Y la brisa del lago recogía
de su boca parábolas
ojos que ven, oídos que oyen gozan
de bienaventuranza.

Recién nacían por el aire claro
las semillas aladas,
el Sol las revestía con sus rayos,
la brisa las cunaba.

Hasta que al fin cayeron en un libro,
¡ay tragedia del alma!:
ellos tumbados en la grava seca,
y él flotando en el agua.

Miguel de Unamuno. (1930).

martes, 11 de enero de 2011

lunes, 10 de enero de 2011

[Olas gigantes que os rompéis bramando]

LII

Olas gigantes que os rompéis bramando
en las playas desiertas y remotas,
envuelto entre la sábana de espumas,
¡llevadme con vosotras!

Ráfagas de huracán que arrebatáis
del alto bosque las marchitas hojas,
arrastrado en el ciego torbellino,
¡llevadme con vosotras!

Nubes de tempestad que rompe el rayo
y en fuego ornáis las sangrientas orlas,
arrebatado entre la niebla oscura,
¡llevadme con vosotras!.

Llevadme, por piedad, a donde el vértigo
con la razón me arranque la memoria.
¡Por piedad! ¡Tengo miedo de quedarme
con mi dolor a solas!

Gustavo Adolfo Bécquer. Rimas (1859-1870).