jueves, 14 de noviembre de 2013

La piel

En el corto universo de holanda compartida
que la noche abandona, usual, al amor,
nada sucede, fuera de un orden, salvo -acaso-
la siempre transitoria confusión de otra piel
que nos reviste el alma y la desuella luego.

María Victoria Atencia. De la llama en que arde (1988).

martes, 5 de noviembre de 2013

Tristeza del recuerdo

Por las esquinas vagas de los sueños,
alta la madrugada, fue conmigo
tu imagen bien amada, como un día
en tiempos idos, cuando Dios lo quiso.

Agua ha pasado por el río abajo,
hojas verdes perdidas llevó el viento
desde que nuestras sombras vieron quedas
su afán borrarse con el sol traspuesto.

Hermosa era aquella llama, breve
como todo lo hermoso: luz y ocaso.
Vino la noche honda, y sus cenizas
guardaron el desvelo de los astros.

Tal jugador febril ante una carta,
un alma solitaria fue la apuesta
arriesgada y perdida en nuestro encuentro;
el cuerpo entre los hombres quedó en pena.

¿Quién dice que se olvida? No hay olvido.
Mira a través de esta pared de hielo
ir esa sombra hacia la lejanía
sin el nimbo radiante del deseo.

Todo tiene su precio. Yo he pagado
el mío por aquella antigua gracia,
y así despierto; hallando tras mi sueño
un lecho solo, afuera yerta el alba.


Luis Cernuda. Las nubes (1937-1940).

Cincuenta años sin uno de los más grandes.

domingo, 3 de noviembre de 2013

[Cuando en tardes que sobran las palabras y el día]

Cuando en tardes que sobran las palabras y el día
sólo somos tú y yo, cada cual con su espera
y sin embargo atados en la misma carrera,
en el afán de luz, en la oscura alegría;

cuando nada se entiende sino en tu compañía
que le pone a los pasos un eco de bandera,
cuando ya todo el sueño se curva en tu cadera
y sólo en ella crecen velas, barcos, bahía;

cuando un día se sabe que pueda ser distinto
y se enciende la vida mientras amas y mueres,
cuando nada es distinto pero todo te evoca;

cuando se pide a un cuerpo la luz de un laberinto
y naufragan los días sin saber ni quién eres
y me pides silencio con un dedo en la boca.

Javier Egea.

viernes, 1 de noviembre de 2013

En la Estación de Francia

Ella me dice que un tal Descartes dijo
"Pienso luego soy"
y luego Lacan le enmendó la plana diciendo
"pienso luego no soy"
yuxtapuestamente, servilletamente,
ferroviariamente.

Y yo pienso que dije, digo,
que diré
precisamente en el próximo verso
que la vida me fue muy generosa
porque la tengo a ella

¡e incluso tengo algunos enemigos!

Jorge Riechmann. El corte bajo la piel (1994).