lunes, 27 de octubre de 2008

Divinidad

He ido, con la hoz buida de mi voz sin palabras,
a segar en los surcos de tu vida presente espigas de tu ayer.
Eran mías. Llevaba largo tiempo esperando,
desollándome siempre la troje de mi sueño.
Me imaginaba el fruto
cantándome canciones doradas, encendidas.
Todo, como cadena de júbilo. Entusiasmo
por darle un eslabón a cada instante:
en el molino, harina; masa, en la artesa; pan, dentro del horno; aroma...
He frenado mi hambre. Me alimenté con gana de comer,
de un constante ayunar, de un eterno esperar para ese día.
¡Oh, día de mi estío! ¡Plenitud! ¡Claridad! ¡Recolección!
Y, con la voz buida de mi voz sin palabras,
me he llegado a tus surcos y los hallé segados...

Me siento un poco Dios al ver que soy
cuerpo del pan que comen mis ladrones.

Juan Alcaide. La noria del agua muerta (1936).

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