miércoles, 24 de septiembre de 2008

Muerte habitada

Tan raro este derecho
a habitar en la muerte del amigo,
si lo definitivo de la muerte
es lo que queda cuando ya se ha ido.

Un orden superior es la alegoría.
Cómo desplaza el llanto al pensamiento
y qué secreto nos confía la lágrima:
con sólo verla estás en el secreto.

Todo lo que alguien logra permanece.
Puede que nos parezca innecesaria
la luz extensa de este amanecer.
En la bondad no se producen bajas.

Ausente es el que llora, no el ausente.
Ausente somos todos
cuando sospecho que morir consiste
en repartir tu espíritu entre otros.

O hacemos el esfuerzo
mientras alguien nos deja en pleno azul.

Álvaro García. Para lo que no existe (1999).

2 comentarios:

Raúl dijo...

Coincide con la teoría más o menos generalizada, de que la peor parte en el negocio de la muerte, se la llevan los que se quedan llorando la ausencia.

Carlos Castedo dijo...

Sí, pero no hay que olvidar todo lo que queda siempre por vivir.
Saludos.