domingo, 28 de septiembre de 2008

Sin llaves y a oscuras

Era uno de esos días en que todo sale bien.
Había limpiado la casa y escrito
dos o tres poemas que me gustaran.
No pedía más.

Entonces salí al pasillo para tirar la basura
y detrás mío, por una correntada,
la puerta se cerró.
Quedé sin llaves y a oscuras
sintiendo las voces de mis vecinos
a través de sus puertas.
Es transitorio, me dije;
pero así también podía ser la muerte:
un pasillo oscuro,
una puerta cerrada con la llave adentro
la basura en la mano.

Fabián Casas. El Salmón (1996).

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