sábado, 6 de septiembre de 2008

[XXVI]

Nada peor que tú. Siempre perduras.
Te escondes bajo el fango inmaterial que habitas
y emerges luego, anfibio.
Asciendes desde un poso de memoria,
sobrevuelas el alma
como un buitre a la espera de ese instante
que transforma los sueños en carroña.

Hoy circundas mis restos.
Aguardo a que te poses para el voraz mordisco.
Encenderé la yesca de mi frente amustiada
para abrasar las alas que te guían.
!Extinguirnos por fin, recuerdo mío¡
juntos los dos, sin tiempo y sin retorno,
alzados en la cúspide del humo.
!Y ahora vuela otra vez.
Somos pavesas¡

Alejandro Céspedes. Las palomas mensajeras sólo saben volar (1984-1991).

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