viernes, 27 de mayo de 2011

Guitarra

Esa cadera y codo en catarata.
Esa pelvis de aire y de madera,
su luna de brocal o de pulsera.
Su femenina indefensión de cata.

Un caracol de dedos le dilata
su jungla lineal de cabellera.
Y el bordón es un pájaro que espera
unos tallos de viento y hojalata.

Rasgada entre los bucles del fandango,
subiendo un chamariz de seguiriya
o muerta de abandono por el tango.

Sajada en espirales de boleros,
nudo rizado, música en anilla
pulsos entusiasmados de jilgueros.

Rafael Duarte. Los viejos mitos del asombro (1982).

1 comentario:

alegría dijo...

Y haciendo puente, entre la canción y el poema.