Esa cadera y codo en catarata.
Esa pelvis de aire y de madera,
su luna de brocal o de pulsera.
Su femenina indefensión de cata.
Un caracol de dedos le dilata
su jungla lineal de cabellera.
Y el bordón es un pájaro que espera
unos tallos de viento y hojalata.
Rasgada entre los bucles del fandango,
subiendo un chamariz de seguiriya
o muerta de abandono por el tango.
Sajada en espirales de boleros,
nudo rizado, música en anilla
pulsos entusiasmados de jilgueros.
Rafael Duarte. Los viejos mitos del asombro (1982).
1 comentario:
Y haciendo puente, entre la canción y el poema.
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