Aumentas los impuestos,
pagas la lentitud de los escribas,
pules las armas de los fanfarrones
y celebras banquetes
en honor de los dioses
que encarecen el precio
de la carne en la plaza.
Nuestro ejército vuelve
derrotado y tú aumentas los impuestos.
Obras como el pastor avaricioso
y necio que confía
en obtener el doble de la lana
esquilando dos veces a la oveja.
Juan Carlos Suñén. Un hombre no debe ser recordado (1992).
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