Contémplalo, padécelo, disfruta;
no temas, que el dolor
es efímero también;
la luz se nos concede y se nos niega
con la misma vehemencia.
Siente sin fin el calambre del mundo,
cambia de fe, de disfraz, de premisas,
que no hay nada veraz y todo es cierto
y un grito es un susurro de repente,
y por fortuna el mundo
se está acabando ahora, mientras duermes.
Leopoldo Alas. La condición y el tiempo (1992).
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