la palabra,
por la cifra,
ni la sangre
por la tinta,
ni el grito
por el disparo,
ni la lágrima
por el plástico,
ni el iluso
por el práctico,
ni el hecho cantable
por el dato contable.
Déjame
con mis pobres ideas
hasta
que acaezcan.
Francisco Pino. Textos económicos (1969).
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