viernes, 23 de mayo de 2008

Elogio del tiempo

Somos, no hay duda en ello, la carcoma del tiempo;
uno existe y es sólo y no se compadece
de aquel a quien envuelve con su bruma.
No es el tiempo quien pasa; alteramos
nosotros su existencia al reflejar severo
su frío rostro en el común espejo que nos toca.
No hay principio ni fin, sólo un discurso,
un grumo de sueño, una quimera
en la mente total de un dios acerbo.
Somos una debilidad, un oscuro capricho que
se pierde sin saber el origen, una prueba
hecha signo, un himno de lo absurdo y de
lo inútil, un desgraciado alarde de potencia
que al tiempo corroe y lo reduce a
la ceniza inmóvil en que acaba.

José Manuel Cabra de Luna. Elogios y denuestos (1981).

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