martes, 20 de octubre de 2009

Todos los siglos de la lluvia

Sentían espanto por la prensa del sol
Se alimentaban de animales horrendos
Padecían las nevadas, la lava, las tormentas
Tenían únicamente cuevas y brujos y tiranos

Hoy escucho la lluvia que suena en la ventana
susurrando las sílabas siderales de la horda
como interrogaciones resurrectas

Emocionado, me arrebujo con tu respiración
paso la lengua por tu piel dormida
y mientras oigo lentamente la llovizna del mundo
saludo con misericordia a aquellos ancestrales hermanos

Félix Grande. Las rubáiyátas de Horacio Martín (1978).

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