lunes, 12 de octubre de 2009

Tánger

Aguas doradas de una despedida.
Las colinas azules
en el doblez del viento, el tumulto
de gente y las callejas hondas,
lagos amargos de unos ojos dulces.

Nos espera vivir con tu recuerdo.
Hallar que es de este mundo el ciego amor,
la risa blanca en el candor desnudo,
la arena fugitiva de la felicidad.

Sabemos de este lado y apetecer el otro.
Haber buscado siempre en donde no estuvimos,
andar ya para siempre esa distancia
y anticipar el juego luciente que describe
la plenitud menuda del cuerpo en que perderse.

Luis Muñoz. Los regresos (1993).

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