Conmigo duermen mis penas
por la noche, fatigadas
de la lucha que en el día
sostuvieron con mi alma.
Mas ¡ay! que con el reposo
igual que yo, ellas descansan,
y con nueva y mayor furia,
al despuntar la alborada,
a mi alma triste despiertan
para ofrecerle batalla...
Juan Ramón Jiménez. Almas de violeta (1900).
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