domingo, 5 de abril de 2009

El árbol

Entro en un árbol por su sombre abierta,
alegre y sin llamar, tranquilamente;
voy hacia el centro, subo o bajo, no lo sé,
y allí están todas las raíces, todos
los frutos esperándome, visibles y perfectos,
y el crecimiento de las ramas
es sólo una cuestión de pálpito y de luz,
que yo ahora puedo ver y oír... Hay nidos
abandonados, sucios, malolientes,
y extrañas criaturas de la noche. La luna
también está en el árbol y no es blanca.
Y hasta el viento circula muy oscuro,
se le puede tocar y no hace daño. Subo
o bajo, no lo sé: sé que camino.
Que pertenezco al árbol, lentamente. Me pierdo
en él, muy dentro, y soy el árbol, fértil
y fuerte, el que quería para mí. Y ahora crezco
sin descansar, en la quietud ardiente
del mediodía, cuando los pájaros me buscan,
entran en mí, reposan en su árbol.

Vicente Valero. Vigilia en Cabo Sur (1999).

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