de fe, que una precaria veta
de esperanza, que un resquicio
de caridad para poder
seguir llamándote
como ahora te digo: patria mía,
piel aciaga de amor, vida quemada
en cada sueño, palabras repetidas
contra un muro de azar.
Aquí mi sed
se sacia con mi sed. No necesito nada: tengo bastante con vivir.
José Manuel Caballero Bonald. El papel del coro (1961).
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