Se diría que el tiempo
no sale de esta alcoba,
que es más bien el espacio
quien se mueva y transforma.
Cuatro paredes. Unos
zapatos en la alfombra
vacíos. Un espejo.
Una bombilla rota...
Se diría que el tiempo
no pasa cuando gozan
los dioses. Se diría
que es eterna la rosa.
Cuántos niños suplican
nombre y ser en la alcoba,
hijos del viento impuro
y la ceniza honda.
Se diría que el tiempo
no se da ni se toma,
que el tiempo es como el vino
recogido en la copa,
desgraciado en el suelo
y feliz en la boca.
Joaquín Caro Romero. El tiempo en el espejo (1966).
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