La madrugada anunciaba miles de flautas blancas
y en el cielo, la luna
era una friísima campana.
Un miedo de amor nos envolvía
en los mares sin límites del alma.
No, amor, no.
Había largos gritos con ramajes.La madrugada temblando, en las terrazas
se peinaba blanquísima y cansada.
No, amor, no.
Cerramos los ojos. Una cortina moviéndosedijo algo que no comprendimos.
Los pájaros huían en grandes bandadas.
En el cielo no había más que estrellas
y unos pequeños copos de violetas que flotaban.
No, amor, no.
La luna ya no era una campana.La madrugada, lejísimos,
no sé qué nos decía con un pañuelo blanco.
¡Amor, amor!
No. No.
Amparo Gastón.
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