Viendo perderse el coche,
autolavado adentro,
mientras el agua bate esta gran cristalera,
no sé si por cansancio, por mal humor
y por falta de sueño,
imagino la vida perfecta, renovada
a cambio nada más de unas monedas.
Imagino un cartel vacilante
en medio del desierto:
Abrillantado de las ilusiones.
Cepillado del alma.
Lavado a fondo de cualquier infortunio.
Secado cuidadoso de la memoria harta.
Y pagar y marcharse.
Dinero fácil, fáciles esperanzas,
vida fácil.
Viendo perderse el coche,
tren de lavado adentro,
me asalta una nostalgia indefinida
y perpetro absurdas teorías sobre los paraísos.
Carlos Marzal. Los países nocturnos (1996).
2 comentarios:
me encantó!
Tan plástico y tan transparente. Ojalá fuera posible lo que plantea el poeta.
Me alegro de que te haya gustado.
Saludos.
Publicar un comentario