domingo, 8 de junio de 2008

Adolescencia

Allí donde la niebla emerge desde el río
y puebla la afligida soledad del invierno,
allí qué hermoso era,
en la orfandad silente de mi calle,
ir viendo poco a poco
la perezosa desnudez del alba,
ir viendo poco a poco
sus pétalos mojados
que abrían temerosos en el aire
su pálida esperanza
entre las altas torres teologales
de mi vieja ciudad.

Y era de pronto la mañana
igual que una muchacha desnuda en los balcones,
y empezaba la vida a poblarme los ojos.

Rafael Morales. Prado de serpientes (1982).

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