Se anunciaba la presencia de un poeta acompañado de un editor, una presentadora literaria y un pianista. El recital prometía.
Juan Ramón Barat (Borbotó, Valencia, 1959) acudió a la Librería Primado para presentar La brújula ciega (2010) su octavo poemario para adultos publicado, tiene varios para niños además de algún otro premiado que no ha salido a la luz, y los compañeros del taller Polimnia 222 acudimos en nuestro día de clase.
Una breve introducción del editor, se elevó con la voz de Pilar Verdú, poeta también, que indagó en esta última obra relacionándola meticulosamente con las anteriores hasta la misma sorpresa del autor. Pocas veces se es tan certera en palabras y en emoción.
Luego llegó lo mejor. A dos voces, entre velas, Juan Ramón y su mujer, fueron sucediéndose casi todos los poemas de La brújula ciega, puntuados por un piano que se convirtió en casi imprescindible sin llamar la atención. Una puesta en escena prometedora que cuajó gracias a los emotivos poemas con que pudimos disfrutar.
Divagación barroca
¿De qué extraña materia combustible
están hechos los sueños?
¿De qué substancia oscura o transparente?`
¿En qué fábrica astral,
con qué elementos químicos,
qué incógnito artesano confecciona
su música callada?
Aquellos que jamás alcanzarán
a cruzar el umbral de la utopía,
aquellos travestidos de metáfora
o anclados en el mar de la quimera.
Los sueños que no existen.
Los que pueblan la noche
igual que escarabajos azulados.
Los que tejen la red arácnida del mito,
la fantasmagoría
de la alucinación y la locura.
Aquellos que levantan,
sombra a sombra,
el edificio de la realidad.
Y los hombres que sueñan esos sueños,
¿de qué insólito fango,
de qué greda afligida y desahuciada?
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