Desnuda bajo sombras que atestigua la peineta de luz de la persiana,
brillas como una perla cuya grana
el tiempo entre sus dedos averigua.
¡Quién te parase en tal matraz; oh antigua
y próxima, aire ayer, llanto mañana!
Eternos, tú y el sol de esa ventana
donde el mío en tu fuego se apacigua.
Mas sólo, ay, de recuerdos el presente
es fábrica; recuerdos, de ilusiones
que él destruye, cumpliendo hasta que sacia.
¿Cuándo esta hora y tú mismo, amor urgente,
habéis de anclar en mí? -Nuevos balcones
abriré a vuestro olor de vieja acacia.
Félix Ros. Elegía incompleta (1945).
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