Quisiera ser el nardo que reposa
en el templado asilo de tu pecho;
el collar que aprisiona tu gargante;
la blanda seda, cárcel de tu cuerpo;
la ráfaga de luz que te rodea;
el céfiro ligero que te envuelve;
la sangre que en tus venas se desliza
y el soplo de la vida que te mueve;
quisiera ser tu sueño, tu desvelo,
el plano en que tu planta se asegura,
la bóveda que cubre tu cabeza,
la piedra que caerá sobre tu tumba:
quisiera ser el tiempo y el espacio,
para encerrar, en infinita etapa,
los átomos perdidos de tu cuerpo
y la sustancia eterna de tu alma.
Benito Mas y Prat.
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