sábado, 30 de octubre de 2010

[Arder en viva llama, helarme luego]

Arder en viva llama, helarme luego,
mezclar fúnebre queja y dulce canto,
equivocar la risa con el llanto,
no saber distinguir nieve ni fuego.

Confianza y temor, ansia y sosiego,
aliento del espíritu y quebranto,
efecto natural, fuerza de encanto,
ver que estoy viendo y contemplarme ciego;

la razón libre, preso el albedrío,
querer y no querer a cualquier hora,
poquísimo valor y mucho brío;

contrariedad que el alma sabe e ignora,
es, Marisa soberana, el amor mío.
¿Preguntáis quién lo causa? Vos, Señora.

Eugenio Gerardo Lobo.

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