En el corto universo de holanda compartida
que la noche abandona, usual, al amor,
nada sucede, fuera de un orden, salvo -acaso-
la siempre transitoria confusión de otra piel
que nos reviste el alma y la desuella luego.
María Victoria Atencia. De la llama en que arde (1988).
2 comentarios:
Espectacular.
Sí, y qué buen final.
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