Estos, Fabio, ¡ay dolor!, etc.
Esta, niños, ciudad que veis ahora
a los vientos errantes ofrecida,
con blanca furia y llama dirigida
de otros tiempos cruel gobernadora,
rindió por fin su lanza retador
y hoy yace en rota piedra convenida,
Nueva York, en el siglo conocida
por puta mucho más que por señora:
Aquí Broadway lució su rica empresa,
la Bolsa dilató su griterío
y la virtud murió golpeada y presa.
Este desierto páramo sombrío
a guardar no alcanzó reliquia ilesa,
sino la sangre, enorme como un río.
Nicolás Guillén. La rueda dentada (1972).
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Y siguió la decadencia y acumulando ruinas en los 80 y 90: crack, cocaína, delincuencia, ... Hasta que llegaron las ruinas de cemento y ceniza del WTC. A partir de ahí, la ciudad pasó a ser ave fénix y empezó a renacer de tal forma, que lo que ahora merecen poemas son las gentes de Nueva York.
Las gentes seguramente siempre merecieron los poemas y los grupos financieros, los políticos y demás poderosos nunca.
Gracias por visitarme.
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