jueves, 16 de junio de 2011

A las ruinas de Nueva York

Estos, Fabio, ¡ay dolor!, etc.

Esta, niños, ciudad que veis ahora
a los vientos errantes ofrecida,
con blanca furia y llama dirigida
de otros tiempos cruel gobernadora,

rindió por fin su lanza retador
y hoy yace en rota piedra convenida,
Nueva York, en el siglo conocida
por puta mucho más que por señora:

Aquí Broadway lució su rica empresa,
la Bolsa dilató su griterío
y la virtud murió golpeada y presa.

Este desierto páramo sombrío
a guardar no alcanzó reliquia ilesa,
sino la sangre, enorme como un río.

Nicolás Guillén. La rueda dentada (1972).

2 comentarios:

alegría dijo...

Y siguió la decadencia y acumulando ruinas en los 80 y 90: crack, cocaína, delincuencia, ... Hasta que llegaron las ruinas de cemento y ceniza del WTC. A partir de ahí, la ciudad pasó a ser ave fénix y empezó a renacer de tal forma, que lo que ahora merecen poemas son las gentes de Nueva York.

Carlos Castedo dijo...

Las gentes seguramente siempre merecieron los poemas y los grupos financieros, los políticos y demás poderosos nunca.
Gracias por visitarme.