Bésame de besos de tu boca,
jara de vidrio.
Hazme un lecho de yedra
donde sajarme el alma y las entrañas
y dormir para siempre.
Araña el cuerpo rico de la tierra.
Hinca azucenas, muerde aliagas, cava,
pero hazme un nido donde ya no agiten
los pájaros sus alas y sus ríos.
Mi amado está latiéndome en los dientes,
quiere mover mi lengua y sujetarla,
y me arrecia la sal blanquísima cayendo
en lo más transparente de la espuma.
María del Mar Alférez. La canción de Iseo (1995).
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