He separado lo invisible
de la arena del aire
para no quedarme ciega.
Y cierro los ojos
y se amasan con mis párpados
el barro y la miel;
y en mi boca
fermentan los olores
con pétalos y sangre.
He separado la voz
de la saliva y los labios;
y sólo queda
remolino de polvo.
Y todo por volverme
cara de viento,
por no dejar de hacer
un surco
un surco en el cielo.
Ana Merino. Preparativos para un viaje (1995).
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